2016 AUG, DOMUS AUREA OPENING, Monterrey
El jueves día 11 de Agosto se ha inaugurado la Domus Aurea, que es la última casa construida para la Casa del Sorteo del TEC de Monterrey, México.
La Casa del Sorteo es una organización ejemplar cuyo fin es ayudar a los estudiantes del TEC que lo necesitan. Lejos de ser una mera operación de imagen, es una organización que con absoluta profesionalidad funciona a la perfección desde hace muchos años. Su acción más reciente es la de la creación de los líderes del mañana, con la que se quiere apoyar y ayudar a los jóvenes mejicanos para que saquen adelante a su país desde y en su país. Muy claro. En la ceremonia de inauguración habló uno de estos jóvenes en representación de estos líderes del mañana. Dijo cosas tan bonitas como que con su trabajo “apuntaban a la luna para alcanzar las estrellas”.
Lo mejor de la Casa del Sorteo es que, aunque la de este año sea una casa maravillosa, es un medio para alcanzar fines más altos, más profundos. Si el fin de los arquitectos es hacer casas que hagan felices a los que vivan en ellas, en este caso más todavía.
La DOMUS AUREA, que es como se ha llamado a la casa de este año, ha sido proyectada y construida por el arquitecto español Alberto Campo Baeza con el arquitecto mexicano Gilberto Rodríguez. Se llama así por la luz dorada que empapa toda la casa y que procede de la luz que se refleja sobre una gran pared dorada en todo lo alto. Es un homenaje al gran arquitecto mexicano Luis Barragán que creó, con el pintor Matias Goeritz hermosos paramentos dorados.
La casa la preside un generoso espacio central, suma de dos espacios verticales de doble altura que, al unirse verticalmente desplazados, crean una sensación de gran amplitud. Todos los espacios de la casa convergen en ese espacio central. Y en la azotea, de manera inusitada, una hermosa piscina que a su privacidad añade el regalo de tener enmarcada una maravillosa vista de la Sierra Madre.
En definitiva, una casa que, como el emperador romano dijo al entrar en su Domus Aurea : “¡Bien! Ahora por fin puedo empezar a vivir como un ser humano.” (Suetonio, Vida de los Césares — Vida de Nerón, 31.)